«Queridos brotes de luz,

Soy Pepi, tengo 16 años, y soy una hortaliza con la sensibilidad de una nube al atardecer. 

Me gusta el yoga, los cuarzos, los bichitos del jardín, meditar en silencio y hablar con las piedras. A veces la emoción se me sube como savia hasta el alma, y entonces tengo que respirar profundo… o abrazar un cuarzo.

Mi mejor amiga es Sandy Sandía, aunque a veces se enamora tan rápido que me cuesta seguirle el ritmo. 
Y mi prima es Ali Ajo, que es muy lista y siempre tiene un plan, aunque a veces me dice: “Pepi, bájate del columpio astral.” Yo la quiero igual. 

Estoy en el Club de lectura de De Estraperlo. Estoy leyendo a Pema y cada capítulo me deja un poquito más abierta por dentro. 

Hoy, por ejemplo, he entendido que no siempre tengo que estar bien. Y me he abrazado a mí misma. (Y luego a una berenjena de tela que tengo en mi altar.) 

No sé si estás aquí por los amigurumis, el ganchillo o el alma… 

Pero si necesitas una amiga verdulove, aquí estoy. 

Namasté, 

Pepi»

 

Diseñar a Pepi fue un proceso interesante. Por un lado, diseñar un pepino es fácil, ya que es un simple cilindro. Pero por otro lado, esa misma simplicidad es la que lo hace complicado. ¿Cómo dotas de personalidad a un simple cilindro?

En este punto del proceso de diseño es cuando la Amigurumer Moderna debe echar mano de toda su imaginación y creatividad para, estratégicamente, ir traduciendo los detalles de un pepino al lenguaje ganchillero mediante puntos y técnicas.

Mientras iba construyendo cada parte de su cuerpo, ya me imaginaba algunos rasgos de su personalidad. Suelo dejarme llevar por la intuición, y poco a poco voy descubriendo lo que esa intuición descubría. En quién me he inspirado, si hay algo de mí en el personaje, o algo de algún otro personaje existente de la televisión o de los libros que he leído de pequeña. Eso aparece después, con el tiempo lo empiezo a ver.

El caso de Pepi es una mezcla de una amiga mía, y de varios personajes de televisión. Y, por supuesto alguna pizquita de mi, como todos.

Este patrón es de esos que se disfrutan con calma. No es difícil, pero sí lleno de detalles que lo hacen especial: aprenderás a hacer superposiciones de puntos, puntos en relieve, los famosos “puntos avellana” que le dan textura al jersey… y también a montar esa florecita que lleva en la cabeza como si de una antena para alinear los chacras se tratara.

Aunque lo importante no es solo lo que se aprende al tejerla, sino lo que pasa mientras lo haces.

Porque Pepi tiene esa cosa mágica: te invita a bajar el ritmo, a disfrutar de cada puntada y, si te dejas llevar, hasta puede que te susurre algo entre hebra y hebra.

Yo no puedo (ni quiero) ser objetiva con ella. Solo puedo decirte que es de mis favoritas. Y que si decides tejerla, me encantará verla en tu universo. Puedes encontrar el patrón aquí:


QUIERO A PEPI EN MI VIDA

Y si la haces… no olvides decirle que la quieres. Aunque sea un pepino. Ella lo nota.

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