O cómo ordenar la cabeza cuando las ideas se pisan unas a otras
Hace unas semanas ordené mi mesa.
Pensé que de esa forma mis ideas se iban a ordenar también. Y, como sospechaba, al poner en su sitio lo de fuera, apareció lo de dentro.
Porque lo que me pasa muchas veces no es que no tenga ideas.
Es que tengo demasiadas cosas sueltas en la cabeza, y ninguna se decide a convertirse en algo.
Y eso, aunque parezca una buena señal, me bloquea.
Me estresa, me dispersa, me deja con esa sensación de estar ocupada… sin avanzar.
Y entonces recordé algo que parece obvio pero que viene bien recuperar:
La creatividad no es un momento de claridad.
Es un proceso.
Y como todo proceso, tiene fases. No siempre visibles. No siempre cómodas. Pero todas necesarias.
Encontré que, sabiendo identificar las fases y en cuál me encontraba, mi mente se relajaba. Por eso quiero compartirlo contigo por si a ti también te sirve de ayuda.
FASE 1: RECOLECCIÓN
También conocida como: “Todo me interesa, pero no sé para qué”
Esta es la fase en la que tu cerebro creativo va por ahí con una red de mariposas invisible.
Cualquier cosa puede servir: una palabra, una canción, un recuerdo, una textura, una conversación a medias.
No sabes qué estás buscando, pero lo estás buscando igual.
Es como llenar una caja sin etiqueta.
Y está bien.
¿Cómo sabes que estás aquí?
- Guardas ideas sin saber para qué.
- Empiezas cosas que no terminas (y no pasa nada).
- Te sientes activa pero difusa.
- Estás más pendiente de lo que pasa fuera que de lo que pasa dentro.
Qué hacer en esta fase:
- No forzar claridad.
- Apuntar sin juzgar.
- Dejar que tu cerebro se empape.
- Tener paciencia (aunque cueste).
Esta fase no se ve muy productiva desde fuera.
Pero es la base de todo lo que viene después.Es cuando las semillas caen, aunque tú aún no sepas qué vas a sembrar.
FASE 2: INCUBACIÓN
También conocida como: “Parece que no está pasando nada, pero sí”
Esta fase es tramposa. Desde fuera (y a veces desde dentro) parece que estás en pausa.
No produces. No decides. No avanzas.
Pero por debajo, algo se está moviendo.
Las ideas que recogiste antes se están cocinando en silencio, conectándose entre sí, tomando forma sin pedir permiso.
Es una fase profundamente creativa… aunque no se vea.
¿Cómo sabes que estás aquí?
- No tienes ganas de ponerte con nada, pero no te sientes mal por ello.
- Te encuentras pensando en algo sin querer.
- Surgen asociaciones raras sin que las hayas buscado.
- Te distraes más de lo habitual, pero algo está madurando por dentro.
Qué hacer en esta fase:
- Darte espacio.
- No forzarte a definir nada todavía.
- Hacer otras cosas (que no tengan “objetivo”).
- Dormir, pasear, cocinar, dibujar sin sentido, aburrirte a gusto.
Esta fase no necesita exigencia.
Solo tiempo, confianza y un poco de silencio.Aunque no lo parezca, estás trabajando. Por dentro.
FASE 3: ILUMINACIÓN
También conocida como: “¡Ay, espera! ¿Y si…?”
Aquí pasa lo que mucha gente cree que es la creatividad.
Ese momento mágico en el que algo encaja.
La idea toma forma, el caos se organiza, y todo de repente tiene sentido (o al menos dirección).
A veces es un fogonazo.
Otras veces es un murmullo.
Pero llega. Y se nota.
¿Cómo sabes que estás aquí?
- Una idea vuelve a ti con insistencia.
- Algo que no entendías se aclara sin esfuerzo.
- Sientes una mezcla de emoción y urgencia suave.
- Te dan ganas de contárselo a alguien (o de empezar ya).
Qué hacer en esta fase:
- Anotar rápido (las ideas iluminadas se evaporan si no las apuntas).
- Dejarte llevar un rato por la emoción, sin controlarla.
- No sabotearte pensando que no es “suficiente”.
- No correr a ejecutarlo todo si aún no es el momento.
La iluminación no es el final del proceso.
Es solo el momento en que algo se enciende.
Pero aún queda verlo de cerca.
Y decidir qué haces con ello.
FASE 4: VERIFICACIÓN
También conocida como: “Vale, ¿y ahora qué hago con esto?”
Ya tienes una idea.
Ahora toca probarla, ponerla en pie, sacarla del mundo de lo posible y ver si funciona en el mundo real.
Aquí la creatividad se ensucia las manos.
Es la fase de decidir, ajustar, editar, corregir.
De pasar de la intuición al hacer.
Y de entender que no todo lo que imaginamos quiere nacer como lo pensamos.
¿Cómo sabes que estás aquí?
- Empiezas a probar cosas.
- Estás afinando, corrigiendo, puliendo.
- Te preguntas si esto es “lo bastante bueno”.
- Tienes miedo de que no funcione, pero también curiosidad.
Qué hacer en esta fase:
- Ser práctica: pon a prueba la idea con algo pequeño.
- No esperar perfección: busca claridad y sentido.
- Compartir con alguien de confianza si te apetece.
- Estar abierta a que cambie o incluso a soltarla si no cuadra.
Aquí es donde muchas ideas se transforman o se descartan, y no pasa nada.
Porque la creatividad no es tener razón. Es tener proceso.
Y confiar en que habrá otra idea. Otra fase. Otro momento.
Saber en qué fase estoy no lo resuelve todo, pero me ayuda a estar más tranquila.
A dejar de empujar cuando en realidad lo que necesito es observar. O esperar.
O simplemente dejar que las ideas hagan lo suyo, aunque aún no sepan qué quieren ser.
Por eso es bueno tener una berenjena que te ayude.
¿Y tú? ¿En qué fase estás esta semana?
Nota importante:
Todas las imágenes de este post han sido generadas con ayuda de ChatGPT, inspiradas en mi personaje original: Tía Berenjena.
¡Pero ojo!: aunque el chat puede imaginarla… tejerla ya es otra historia.
El patrón completo para crear a Tía Berenjena con tus propias manos está disponible en mi tienda:
QUIERO TEJER A LA TÍA BERENJENA
La magia verdadera ocurre cuando coges el hilo tú.
Y eso, amiga, no lo genera ningún robot 😉